-Sin miedos.
-No, no, dejaría de ser humano. Con miedos, pero con el valor para enfrentarlos.
-Sin errores.
-No, no, el inequívoco evita que aprendamos a no hacer ciertas cosas. Con errores, pero con el coraje de asumirlos.
-Sin defectos.
-No, no, eso generaría complejo de superioridad. Con defectos, pero con la honradez para aceptarlos y el deseo de mejorar.
-Sin ambiciones.
-Bueno, eso podría ser… aunque, no. Con ambiciones, pero de las verdaderamente importantes. Así que también con la inteligencia para poder distinguirlas de entre las demás, las comunes, las que atrapan a la mayoría.
-Sin heridas.
-No. Perdería sensibilidad. Con heridas, pero por completo sanas pues así las cicatrices ya no dolerán.
-Sin rencores.
-Sí. Esos provienen del dolor de heridas abiertas o mal curadas.
-Sin maldad.
-Eso definitivamente sí. Sin pizca de oscuridad. Con el corazón puro y el alma limpia. Aunque, a estas alturas de la degradación en que vivimos, eso es pedir demasiado. Se tolera la maldad, si y solo si es contrarrestada por una fuerte convicción de hacer el bien.
-Entonces: con miedos, con errores, con defectos, con ambiciones, con heridas, pero sin rencores y sin maldad.
-Sí, creo que eso es lo principal.
-¿Y dónde piensas encontrar a alguien así?

-¿Encontrar? No. Yo no busco a alguien así, yo quiero ser alguien así.