Espera.
no puede ser que muera
sin conocer esa mirada,
esa sonrisa,
ese dolor.


Le han dicho que todos lo conocen bien,
Y que él no puede ser la excepción.
Pero empieza a creer que sí.


Empieza a temer que esta condenado
a ignorar esa dicha.
Suerte.
Maldición.
¡Quién sabe!


El corazón cansado, espera.
Y mientras la esperanza envejece,
la amargura cobra vigor
y el tiempo lo consume más y más…