Los desesperados anhelos de tu alma inexperta,
van minando tu cordura,
tu dignidad.
Prepárate para el tiempo de la confrontación con tu deseo hecho realidad.
Prepárate para saborear la miel (agri)dulce de la (des)ilusión inminente.
Prepárate, en fin, para acoger en tu pecho la fuerza arrolladora de tu (des)dicha.