Estoy harta de los amores de cartón.

De la gentileza parida por convencionalismos sociales,
de la camaradería artificial revestida (o rellena) de urbanidad.

¿Cuándo dejamos de ser nosotros 
y nos convertimos en aquellos?

Estoy harta de los amores de cartón.

De que se deformen con la más mínima llovizna.
De que combustionen y se vuelvan cenizas con el más insignificante chispazo.

Estoy harta de los amores de cartón.

O se vuelven reales,
o los tiro todos a la basura de una bendita (maldita) vez.